Los primeros datos enviados por los laboratorios del Instituto Nacional de Microbiología Dr. Malbrán señalan que las muestras tomadas a los pacientes afectados por el brote de neumonía en Tucumán dieron positivo para legionella, anticiparon de manera extraoficial fuentes de esa institución a LA GACETA.
En las próximas horas se concretará la confirmación formal al respecto. Inclusive, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, abordó un avión rumbo a esta provincia junto a su equipo para efectuar este anuncio.
Se trata de la enfermedad que causó la muerte de tres personas esta semana; además, se registraron otros siete casos, y al menos cinco de estos pacientes permanecen internados, la mayoría, en grave estado y con asistencia respiratoria mecánica.
Todos estos cuadros tenían como nexo un sanatorio de San Miguel de Tucumán, ya que eran médicos, enfermeros o pacientes de esa clínica, advirtieron en el Ministerio de Salud Pública. De todos modos, resta determinar cómo fue la vía de contagio. Las principales posibilidades apuntan al agua o al aire como agentes de transmisión.
El martes pasado, cuando el ministro de Salud Pública, Luis Medina Ruiz, confirmó el primer fallecimiento por este brote, advirtió que todavía no se había determinado si se trataba de "un virus o de una bacteria". Incluso, explicó que los cuadros generados eran similares a los producidos por la covid-19 o la gripe A, aunque se habían descartado ambas afecciones mediante testeos.
Además, el titular de la cartera sanitaria aclaró que los contactos estrechos de los pacientes confirmados (tanto del ámbito laboral como de su entorno familiar) no habían presentado síntomas compatibles con el brote originado en la clínica privada.
Por esta razón, se consideraba que no se trataba en presencia de una enfermedad de un alto grado de contagiosidad.
Para los epidemiólogos, la principal hipótesis era que se trataba de legionella; por ello, aludían a un brote, y desestimaban que se tratara de una "enfermedad desconocida" o "rara", más allá de que los reportes oficiales del Sistema Provincial de Salud referían a "neumonía de origen desconocido".
Qué es la legionella y cómo se contagia
Se trata de una afección causada por la bacteria Legionella pneumophila, que presenta fundamentalmente dos formas clínicas totalmente diferenciadas: por un lado, la infección pulmonar o "enfermedad de legionario", que se caracteriza por generar una neumonía con fiebre alta; por otro, la forma conocida como "fiebre de Pontiac", que se manifiesta como un síndrome febril agudo.
Puede contagiarse por vía aérea, mediante la inhalación de aerosoles contaminados con la bacteria. La infección también puede producirse por aspiración de agua o hielo contaminados, sobre todo en pacientes hospitalizados vulnerables, o por exposición del recién nacido durante los partos en el agua. No hay transmisión directa de persona a persona, señalan en la web de la Organización Mundial de la Salud.
Existen infecciones que presentan síntomas similares a una pulmonía: con tos, escalofríos, dolor de cabeza, sensación de decaimiento y fiebre alta.
También pueden aparecer episodios de diarrea o de confusión. En esos casos suele tratarse de la enfermedad del legionario o una neumonía por legionella.
Si no se trata el cuadro o si recibe un mal tratamiento, puede tener complicaciones. En cambio, la aplicación del tratamiento adecuado hace que las perspectivas sean bastante buenas.
La fiebre de Pontiac también puede ser causada por legionellas y manifestarse con síntomas similares a una gripe: fiebre, desgano, dolor de cabeza y de extremidades. No va acompañada de una pulmonía. Se trata de una enfermedad que suele curarse sola.
Cómo prevenir la legionella
Cuando uno se va de casa y regresa bastante tiempo después, es fundamental abrir todas las canillas ni bien uno ingresa al hogar y no beber ni un sorbito, ni ducharse hasta que el agua no haya corrido durante un buen tiempo. Eso evitará que alguien ingiera bacterias que podrían haberse reproducido rápidamente en las cañerías durante la ausencia de los habitantes.
En una casa de familia, por ejemplo, es suficiente con dejar correr unos diez litros para que el agua que estuvo estancada en las cañerías se recambie.
Las legionellas se reproducen a temperaturas de entre 25 y 55 grados Celsius. Y les encanta el agua estancada. Si se trata de una instalación muy afectada, cualquiera puede infectarse con solo ducharse o higienizarse en un lavabo.